Café Espresso vs Americano: un recorrido por las opciones de “Café sólo”

Los nombres de las bebidas a base de espresso pueden resultar confusas. Tanto consumidores como baristas nos encontramos con el problema de nombrar a los distintos tipos de cafés que pueden aparecer en el menú de una cafetería.

Estas confusiones a veces generan que los clientes terminen con una bebida entre sus manos que no es la que ellos esperaban. En este artículo te explicamos las distintas opciones de “café sólo”, “café negro”, o sin leche.

De todas formas, la comunicación en el servicio del café de especialidad es esencial. Por lo que es muy importante que los baristas pueden entablar esta relación con los clientes, para interpretar qué tipo de bebida están buscando para ese determinado momento, más allá de los nombres que pueda tener.

Un poco de historia

El Café Espresso tiene su origen en Italia. La primera patente de una máquina para preparar café fue presentada por Angelo Moriondo en 1884, aunque estaba pensada para preparar café en cantidad y no por medidas individuales. 

En 1901, Luigi Bezzera presenta mejoras a la máquina de Moriondo, agregando los portafiltros y varias bocas para verter café. Al no poder explotar el negocio vende las patentes a Desidero Pavoni, quien añade otras mejoras al modelo, y en 1903 empieza a fabricar y vender la máquina comercialmente.

Las mejoras continuaron hasta llegar a las máquinas que conocemos hoy en día, con mayor presión y control para preparar espressos cortos, intensos y de cuerpo untuoso. La creación del espresso revolucionó la industria del café en todo el mundo.

Con respecto al Café Americano, el mito más sostenido es que se originó durante la Segunda Guerra Mundial, cuando los soldados estadounidenses querían tomar café en los bares italianos, pero no disfrutaban la intensidad del espresso. Acostumbrados al café filtrado que tomaban en su país, pedían que les sirvan el espresso diluído con agua caliente. A este café rebajado con agua se le llamó “café americano”.

El Café Espresso Moderno

El espresso es la base de la mayoría de las bebidas de la carta de una cafetería. Pero, ¿qué es un espresso? La verdad es que no es tan fácil de definir. El café está en constante cambio, los conceptos se van modificando a medida que descubrimos más y más sobre esta bebida. 

La definición tradicional denomina espresso a una bebida de 25 – 30 ml de líquido obtenidos en 20 a 30 segundos usando una máquina de espresso. La extracción se realiza al hacer pasar agua caliente aproximadamente a 93°C y con 9 bares de presión a través de 9 a 14 gramos de café molido fino y compactado.

En la actualidad, esta definición resulta insuficiente con respecto a las posibilidades de esta bebida. Hoy entendemos que antes que respetar mediciones y números lo más importante es el sabor final y el balance.

Cada barista puede preparar un espresso diferente teniendo en cuenta la situación particular en la que está trabajando, el café que utiliza, el equipamiento, si el objetivo es una bebida con o sin leche y las preferencias de los consumidores.

Entonces, preferimos decir que: un espresso es una bebida a base de café y agua, corta y concentrada, extraída con agua caliente y presión mediante una máquina de espresso.

¿Cuál es la diferencia entre un ristretto, un espresso y un lungo?

Por definición, un ristretto es una bebida más corta y concentrada (más “restringida”) que un espresso, por lo que contiene menor cantidad de agua con respecto a la cantidad de café en seco. El lungo, por su parte, sería un “espresso largo”, por lo que es una bebida un poco más ligera, con mayor cantidad de agua en relación a la cantidad de café seco, en comparación con el espresso.

El problema es que, para lograr esas proporciones, no es suficiente con “acortar” o “alargar” el tiempo de la extracción, ya que es fundamental que el resultado sea equilibrado y armónico. Para eso, se necesita una calibración distinta para cada una de las opciones, lo que puede implicar distintas recetas y tipos de molienda.

Si lo que estamos buscando es una bebida corta e intensa la mejor opción siempre va a ser un espresso, ya que nos garantizará un buen balance de sabores en un café bien concentrado. Si en cambio, preferimos algo un poco más ligero, podemos optar por un americano preparado en una taza pequeña.

¿Cuál es el perfil de sabor de un Espresso y de un Americano?

Como dijimos más arriba, el café espresso es la base de muchas bebidas que se sirven en las cafeterías. Es corto e intenso, pero debe tener un sabor balanceado, con todos los atributos del café concentrados en proporciones justas, con acidez, dulzor, cuerpo y un buen retrogusto que complete la experiencia.

Disfrutar de un espresso no es algo que pase desapercibido. Gracias a su intensidad, genera una explosión de sabores que dura apenas un instante, pero se mantiene por un buen tiempo en nuestro paladar, aún con la taza vacía en frente nuestro. Un café espresso nos invita a pensar en el poder de lo efímero y en la belleza de los pequeños detalles.

El espresso es una presentación ideal para probar un café en su máxima expresión. Dedicarle un momento para percibir todos sus sabores y dejar que el café sea el único protagonista.

Sin embargo, en otras ocasiones estamos buscando una bebida que dure por más tiempo. Queremos un café más largo, que nos acompañe mientras leemos un libro, compartimos una charla con un amigo, trabajamos en algún proyecto o que simplemente sea parte de una pausa y un momento de tranquilidad para disfrutar de un rico café.

El café americano es la elección perfecta para todas esas situaciones. El americano preserva los aromas, sabores y el balance del espresso, pero en una presentación más liviana y fácil de tomar.

¿Cómo se prepara un Café Americano?

El americano es simplemente un espresso diluído con agua caliente, no hay mucha más ciencia detrás. De todas formas, las recetas pueden variar ligeramente. 

La forma original de preparar un café americano es extraer un espresso y agregarle agua caliente por encima. 

Sin embargo, uno de los encantos del espresso es la capa de “crema” dorada que se forma en su superficie. Si bien no es un aspecto demasiado importante, tenemos que admitir que añade un gran atractivo visual a la bebida. Al agregar agua caliente al espresso ya preparado, la capa de crema suele desarmarse y su aspecto puede resultar un poco insulso y desprolijo.

Por esto, muchos baristas prefieren verter el espresso sobre una taza con agua caliente, o directamente realizar la extracción sobre la taza con la base de agua ya servida. De esta manera se conserva la crema en la superficie.

No existe una regla fija en cuanto a las proporciones de espresso y agua caliente. El café americano puede ser simple o doble, es decir que se puede preparar con un espresso simple o un espresso doble o “doppio”. También puede presentarse en tazas de distintos tamaños, lo que cambiará la concentración e intensidad de la bebida final. Lo más importante es conservar el balance de los sabores y partir de un espresso bien calibrado.

Variaciones del café americano

En algunas cafeterías podemos encontrarnos con otros nombres. Por ejemplo, con el “long black”. Este es un término neozelandés y australiano que suele referir a una bebida tipo café americano, pero con mayor intensidad.

En general, se prepara con un espresso doble vertido sobre una base de agua caliente en una taza mediana o pequeña.

También podríamos adaptar a estas definiciones el clásico “café en jarrito” o “café en pocillo”, que puede prepararse en una taza pequeña, con un espresso simple diluido con una fina base de agua.

¿Y el Café Filtrado?

Otra opción de café sólo es la del café de filtro. En este caso el concepto es muy distinto, ya que la extracción no se realiza mediante una máquina de café espresso.

Los cafés filtrados se preparan mediante diversos métodos que permiten extraer el café por técnicas de goteo (en general utilizando filtros de papel) o de inmersión total (como, por ejemplo, la prensa francesa). Existen muchas variantes, manuales, automáticas, con filtros de papel, de metal, de tela y otros materiales.

Los métodos de filtrado dan como resultado un café más ligero sin necesidad de diluirlo con agua (aunque en algunos casos también es una opción). El perfil de sabor de un café filtrado es muy distinto al de un café espresso. Su menor intensidad nos permite percibir las sutilezas de los sabores y aromas del café más fácilmente.

Los cafés filtrados suelen llevar más tiempo de preparación y son la opción perfecta para conocer nuevos sabores y posibilidades. Si te interesa conocer más sobre estos métodos de preparación te recomendamos nuestro artículo sobre métodos de extracción del café.

Palabras finales

Conocer los nombres y cómo se preparan las bebidas nos ayuda a entender mejor qué es lo que más nos gusta a la hora de tomar un café. Pero también es verdad que a veces los nombres y las formas de preparación pueden variar.

Muchas veces, lo mejor es comunicar qué tipo de café estamos buscando para ese momento determinado y dejar que el barista prepare la bebida de la carta que mejor se adecúe a nuestros gustos. También es una oportunidad para cambiar ligeramente el “café de siempre”. Quizás encontremos una forma de preparación que termine siendo la nueva favorita.  

No hay dos cafés iguales, al igual que tampoco los momentos en los que decidimos disfrutarlos son los mismos. Desde Café Delirante siempre vamos a hacer lo que esté a nuestro alcance para que cada café sea único.

¿Cuál es el café que siempre pedís cuando vas a una cafetería? ¿Preferís el espresso o el americano? ¡Te leemos en los comentarios!

Si querés conocer otros tipo de bebidas te recomendamos nuestro artículo sobre el café frío.